Richard Corchero Vélez

Estudiante de la Universidad de Extremadura

Visto desde una perspectiva general, el confinamiento para los alumnos y alumnas universitarios ha sido duro y caótico. No obstante, siempre que hablamos de este tema debemos tener en mente dos cosas fundamentales. La primera, que no existía ningún tipo de protocolo ni procedimiento que ayudase a guiar la gestión de las universidades, y, en segundo lugar, que no siempre las opciones que existen dan la posibilidad de contentar a todos y a todas. No siempre se puede hacer lo correcto para todos.

Tengo constancia del gran esfuerzo realizado por las universidades y por parte de los docentes para que ningún alumno perdiera este segundo semestre tan bamboleante. No obstante, tenemos que ser realistas y reconocer que no se ha logrado dicho objetivo en la mayoría de los casos, y si se ha logrado ese fin, en algunos casos, no ha sido mediante el camino más placentero para los alumnos y alumnas pertenecientes a las universidades.

Ha habido fallos, eso esta claro, pero creo que no es momento de buscar culpables, puesto que sería una perdida de tiempo culpar a alguien de una situación tan retorcida como la acontecida por la COVID-19, sino que es momento de cambiar y mejorar para que no se vuelvan a producir situaciones tan nefastas como las vividas durante el confinamiento.

Sin embargo, debemos tener cuidado con qué cambios queremos y cómo los ejecutamos. Cambiar es bueno, siempre y cuando recordemos de dónde venimos y tengamos claro a dónde queremos llegar. Además, no sólo se debe pensar en qué es lo mejor para el alumnado, sino que se debe preguntar al alumnado qué es lo mejor para ellos, haciendo que la toma de decisiones de las universidades no recaiga sobre los hombros de un grupo reducido, sino sobre sobre los hombros de una gran comunidad, la cual, con las diferentes y variadas perspectivas de sus miembros, enriquezcan la toma de decisiones, cubriendo un espectro mucho mayor de posibles dificultades.

Sin duda alguna, llegan unos meses donde se debe actuar para que la calidad de la educación universitaria mejore o se derrumbe, dejando atrás una estela de alumnos y alumnas rotos a su paso. ¿Qué sistema es mejor?, ¿presencial?, ¿hibrido?, ¿totalmente online?, ¿todos disponen de medios?, ¿existe demasiado carga de trabajo? Sin duda, algunas preguntas fundamentales para el futuro de este nuevo periodo de readaptación. Será difícil, habrá miedo, incertidumbre y otros malestares más, pero, ante todo, el amor, la humanidad, la calidez, la empatía, el compañerismo y la comprensión, entre otros, deberán aflorar de cada uno, para construir la universidad que, en el futuro, todos y todas queremos contemplar.

Es fabuloso ser un gran profesional en tu ámbito, independientemente de la carrera seleccionada, pero, creo que existe algo más vital, algo que diferencia a un excelente profesional de otro profesional excelente. Ese algo son los valores personales que cada uno obtiene, y que le acompañan en este breve suspiro llamado vida, convirtiéndole en una persona extraordinaria independientemente de las materias examinadas. Las universidades deberían tener mucho más en cuenta la formación en valores para conseguir prosperar.

Muchas gracias por esta iniciativa, donde podemos hablar, debatir y construir con palabras la universidad que queremos en el futuro, los alumnos y alumnas de las universidades. Espero que haya muchas más.

Evento organizado por Medialab UGR disponible en el siguiente enlace.

Foto de portada de Ross Findon en Unsplash