Inés Barat

Estudiante de la Universidad Politécnica de Valencia.

Ante la primera cuestión planteada, que preguntaba como había vivido el estudiantado el confinamiento, antes de nada, habría que remarcar el hecho de que cada estudiante lo ha vivido de manera diferente debido a los contextos en los cuales se han tenido que desenvolver. Y es que además, ha sido durante el confinamiento cuando más patente se ha hecho la brecha entre estudiantes a nivel socioeconómico, ya que al estar en espacios diferentes, cada estudiante se ha enfrentado a situaciones diferentes, por poner un ejemplo; no ha pasado igual el confinamiento un estudiante que ha tenido que hacerse cargo de algún familiar, que no ha tenido buena conexión a internet o ni siquiera ha tenido acceso a los medios tecnológicos necesarios para llevar a cabo las tareas propuestas en las diferentes asignaturas que un estudiante que ha estado en una residencia medianamente grande y con un mayor espacio personal y con los recursos necesarios para afrontar las tareas y exámenes antes nombrados con normalidad.

Si bien es cierto que por parte de la universidad y el profesorado se ha intentado disminuir dicha brecha, en muchos casos ha seguido siendo un problema en el cual se ha de seguir trabajando con tal de que todos los estudiantes tengan unas mismas condiciones para enfrentarse al próximo curso que también va a verse afectado por la situación vivida durante este año.

Pese a esta diferencia comentada, sí que es verdad que ha sido una situación nueva a la que nos hemos tenido que adaptar todos, y que ha supuesto en la mayoría de los casos una sobrecarga de trabajo al disminuirse el porcentaje que contaban los exámenes (los cuales debidos a las medidas impuestas con tal de no copiar han sido difíciles de afrontar) y el aumento de manera considerable de los trabajos.

Otro aspecto que ha afectado a todos los estudiantes es la incertidumbre que se ha dado durante el confinamiento ya que no sabíamos si íbamos a ser capaces muchos de nosotros de hacer frente a las asignaturas, si nos íbamos a quedar sin beca, si íbamos a poder recoger nuestros apuntes de los pisos universitarios… En general, teníamos muy pocas respuestas para todas las preguntas que teníamos y que se han ido respondiendo de forma abrupta y tardía.

En cuanto a los aspectos que consideramos de mayor importancia con tal de construir el modelo docente del próximo curso, se podría decir que se ve que la universidad se encamina a un modelo docente más digitalizado el curso próximo. Para nosotros habrá que diseñar nuevas guías docentes adaptadas a una nueva realidad porque no es tan fácil de cambiar ni se puede seguir con la misma metodología de aprendizaje y de evaluación en un medio no presencial. Por ello, creemos que muchos docentes van a necesitar recursos y formación por parte de la universidad tanto para aprender a manejar las herramientas como para que se adapten contenidos. Algunas de estas adaptaciones podrían ser por ejemplo: una evaluación más continua, con una menor carga a actos que no se pueden controlar al igual que si estuviésemos en las aulas, una menor sobrecarga de trabajo, la necesidad de una docencia online de mayor calidad y la grabación de estas para la posible visualización por los alumnos que no pueden asistir a éstas por la situación actual.

Por otra parte, la UPV ha tenido pocos fallos a nivel de plataforma online si comparamos con el resto de las universidades españolas y esperamos que sigan apostando porque dichas herramientas sean seguras y fiables.

Para finalizar y, enlazando con lo comentado anteriormente, el modelo docente no puede dejar atrás a ningún estudiante y esto sólo se puede lograr teniendo en cuenta a los estudiantes con dificultades económicas/familiares. La universidad debe tener en cuenta a estas personas y dotarles de recursos tecnológicos y de espacios para poder estudiar y seguir la docencia y evaluación.

Respecto a la Universidad que queremos para el futuro, tras la situación actual se ha hecho más patente que nunca el hecho de que la Universidad no es simplemente una enseñanza y vuelco de conocimientos de manera unidireccional, sino un aprendizaje multidireccional y una experiencia en su conjunto, y si bien está claro la importancia de la digitalización de la universidad para posibilitar el acceso a aquellas personas con problemas para el acceso físico a la misma debido a causas derivadas del COVID-19, es importante procurar un acceso presencial que cumpla las medidas sanitarias de seguridad recomendadas. Esto es muy importante ya que no se pueden perder los espacios de “vida universitaria” que tenemos los estudiantes para desarrollar nuestras competencias transversales (deporte, voluntariado, asociaciones, retos, etc.)

Además, también queremos una universidad en la que se preste especial atención al aprendizaje más allá del hecho de copiar o no en los exámenes, es decir, en la adquisición de competencias, de trabajo en grupo y asimilar lo necesario para poder salir de la universidad como profesionales de nuestra especialidad, además de una universidad en la que se ayude a los estudiantes a sobrepasar estas situaciones y salir más fuertes de ellas y con capacidad crítica para afrontar situaciones futuras en lugar de sensaciones de abandono, ausencia de empatía y miedo por una situación similar en el futuro próximo.

Es más, esta situación, pese a haber sido de manera un tanto forzada, nos ha obligado a adaptarnos tecnológicamente a un nuevo modelo de enseñanza y evaluación, lo cual puede acabar resultando muy beneficioso a la hora de aplicar los conocimientos y herramientas adquiridas a nivel presencial con tal de seguir mejorando la calidad de la enseñanza.

Si bien ha sido una crisis sanitaria que, esperemos finalice pronto, creemos que podemos aplicar cosas que hemos aprendido para seguir construyendo una universidad pública y de calidad.

Evento organizado por Medialab UGR disponible en el siguiente enlace.

Foto de portada de Sergey Zolkin en Unsplash