José Manuel Taboada, Catedrático del Área de Teoría de la Señal y Comunicaciones en la Universidad de Extremadura (UEx), narra su experiencia aplicando tecnologías digitales para atenuar el impacto de esta nueva situación en los alumnos.

Imparte dos asignaturas en el ámbito de la Ingeniería de Telecomunicación: Campos Electromagnéticos, y Sistemas de Comunicación Inalámbricos. Esta última asignatura ha coincidido con el periodo de confinamiento impuesto por la COVID-19. Se trata de una asignatura muy específica y de alto contenido tecnológico, con necesidad de explicaciones teóricas complejas y abundancia de casos prácticos y resolución de problemas.

Metodología

En mi caso, he decidido utilizar las tecnologías a nuestra disposición en la UEx (en concreto el programa Microsoft Teams, además de las herramientas propias del Campus Virtual), pero no entendidas como una forma rupturista y radicalmente diferente de impartir clase (siempre he tratado de huir de revoluciones pasajeras), sino simplemente como medio facilitador para tratar de impartir las clases de la manera más parecida posible a como se haría en una situación normal.

He tratado de atenuar en la medida de lo posible el impacto de esta nueva situación en los alumnos, evitando que tuviesen que replantearse todos sus esquemas habituales de trabajo y dando lo que esperarían recibir en una clase presencial en la Universidad. Las nuevas tecnologías lo han hecho posible. Nos han permitido impartir clase con casi total normalidad pese a la excepcionalidad de las circunstancias, suavizando de una manera importantísima el impacto que tendría esta situación en otras circunstancias, en ausencia de estas tecnologías.

Para ello, las clases se han impartido desde el primer momento de manera virtual, a través de MS Teams. Siempre en directo y en el horario habitual. Para la explicación me he apoyado en presentaciones de PowerPoint, sin renunciar al uso de la “pizarra” para el desarrollo secuencial de las partes más complejas del temario, así como para la realización secuencial de ejercicios. Esto lo he conseguido utilizando el programa MS OneNote, abierto en la tablet y el ordenador simultáneamente.

Al escribir en la sesión de OneNote abierta en la tablet (un ipad en mi caso) se actualiza casi instantáneamente el contenido en la sesión de OneNote en el ordenador (sincronizada en la nube de microsoft), cuya ventana puede ser compartida con los alumnos a través de MS Teams. De esta forma los alumnos van viendo lo que el profesor va escribiendo en la pizarra virtual, a la vez que escuchan la explicación, de la misma manera que sucedería en una clase presencial.

José Manuel Taboada, docente de la Universidad de Extremadura

Apuntes y examen

Como además no he permitido grabar las sesiones, esto les ha obligado a tomar apuntes, lo cual por mi experiencia a lo largo de varios años facilita en gran medida su comprensión real del tema. Por supuesto, al ser en directo era posible interrumpir en cualquier momento la explicación para preguntar dudas, como de hecho ha sucedido en numerosas ocasiones.

Como complemento, hemos realizado un workshop online (que en circunstancias normales hubiese sido presencial), en el que han participado en grupos de dos o tres alumnos, que también ha resultado muy gratificante. 

El examen se ha realizado también a distancia, videovigilado a través de Teams. Al tratarse en mi caso de un examen de problemas con acceso a material de consulta (lo cual no podría ser de otro modo en remoto), la vigilancia ha resultado sencilla y las posibilidades de fraude reducidas. He decidido no grabar la sesión, al igual que no les grabaría con una cámara en un examen presencial.

Por la retroalimentación que he recibido por parte de los alumnos, éstos están muy satisfechos con este modo “casi normal” de recibir clases, sin sustituir las explicaciones del profesor por una lista interminable de trabajos. De hecho, y al contrario a lo que he podido leer en muchas noticias, se han mostrado también muy satisfechos con el procedimiento de evaluación basado examen parcial y examen final.

Ellos consideran esta forma de evaluar como más justa, menos arbitraria, y menos engorrosa que la realización de trabajos, donde resulta más difícil evaluar las competencias adquiridas realmente por cada alumno (lo que suele ir en detrimento de los que realmente se esfuerzan más en la asignatura).

José Manuel Taboada, docente de la Universidad de Extremadura

Experiencia enviada directamente a Facultad Cero. Portada: fotografía editada de Scott Graham, Unsplash